domingo, 4 de octubre de 2009

Antes de despertarme, soné que me despertaba, estiraba el brazo y agarraba la libreta y el lápiz que tengo siempre sobre la mesa de luz. Estaba contenta porque podía recordar varios sueños de la misma noche y escribía todo con muchos detalles. Cuando me desperté verdaderamente, no pude recordar ningún otro sueño que no fuera ese en el que escribía mis sueños. Solamente imágenes y sensaciones. Todo suelto. Totalmente incapaz de recordar conexiones entre cada imagen. Alguien que iba en prisión. Una maestra. Alguien que salvaba a alguien. Una caminata con alguien (¿con quién?) por las calles de Roma y una charla de bar con Violeta, acerca de Analía (¿? En la vida real, Analía es la mama de Violeta, que acaba de cumplir cuatro años).