domingo, 11 de octubre de 2009

Fade in. Voy a la pileta pero me dicen que la clase del día va a ser en otro lugar y que tengo que cruzar la calle para tomar un colectivo que me lleve a la Fundación Cartier. La clase es a las 18h. Llego a un edificio y entro en un cuartito que, entiendo, funciona como cambiador. Me empiezo a sacar la ropa y alguien abre la puerta. Son dos mujeres: una lleva puesto un guardapolvo blanco y la otra esta embarazada. La de guardapolvo le dice a la otra que se desvista para poderla revisar. Yo estoy semi-desnuda y no sé de qué manera taparme. Las miro pero ninguna de las dos parece registrar mi presencia. Le hablo a la de guardapolvo (¿la doctora de la embarazada?) y le digo que yo entré a ese lugar para poder cambiarme. La doctora me dice que puedo quedarme ahí sin ningún tipo de problemas. Me siento incómoda; todavía a medio vestir (o desvestir) agarro mis cosas y me voy. Camino por un pasillo. Tengo ganas de hacer pis. Abro algunas de las puertas que están en el corredor pero en ninguna encuentro un baño. Finalmente, al abrir una de las puertas encuentro la piscina. Es un lugar enorme, con mucha gente nadando y mucha gente sentada en las tribunas. Parece un campeonato olímpico. Busco con la mirada y veo, a lo lejos, a la profesora de Acqua-Gym sentada en una de las gradas. Sé qué llegué tarde. Camino en dirección a María Laura que, al verme, señala hacia arriba. Levanto la cabeza y veo un reloj redondo y blanco, con agujas y números negros; son las 18:25h. Fade out.
Fade in. Estoy en la cocina de una casa con un nene (¿Mateo? ¿Julien? ¿Guillermo cuando era chiquito?). El nene me pregunta si puede preparar el almuerzo con su set de vasos de los Simpsons. Como no le contesto, se para arriba de un banquito, estira los brazos y agarra un bol y un platito. Baja del banco y se sienta en una silla. Sobre la mesa hay tres porciones de torta arriba de una servilleta. El nene agarra los pedazos de torta, los desmigaja con las manos y los mete a presión adentro de un vaso. Me parece una asquerosidad lo que está haciendo pero, cuando el nene me mira (¿buscando mi aprobación?) le sonrío. Fade out.

sábado, 10 de octubre de 2009

Otra vez imágenes sueltas. Ale B. Un programa de radio. Alguien que habla acerca del costo de producir un programa de radio. Un free-shop adentro de un aeropuerto. Un negocio repleto de juguetes y, adentro, una tortuga de chocolate envuelta en papel transparente. Una pileta de natación con calendarios de plástico flotando en el agua. Gente sentada alrededor de un árbol.

viernes, 9 de octubre de 2009

Fade in. Cruzo una calle por la mitad de la cuadra y veo a Sonia B detrás de una ventanilla; parece una vendedora de entradas de cine. Camino hacia mi izquierda para acercarme a la ventanilla pero veo que, del lado contrario se acercan S y un amigo (que yo no conozco). Cuando S me ve se detiene, duda y, finalmente, viene hacia mí. Me saluda y le dice que estuvo pensando mucho, y que cree que conoce un lugar para que Ana Rosa (en la vida real, una compañera del colegio primario a la que no veo desde que tenemos diez años) pueda hacer su residencia en pediatría. Me presenta al amigo (me dice el nombre pero no recuerdo cuál es. Tampoco recuerdo si hablamos en español o en francés) pero el amigo no parece tener ganas de hablar conmigo. Fade out.
Solamente recuerdo un episodio más pero sin ningún tipo de detalle definido. Adrien Nortier (un francés miembro del grupo de teatro de Inglaterra), un aeropuerto, un examen, un beso, un grupo de música y nada mas. Recuerdos de imágenes sin ningún tipo de conexión entre ellas.

jueves, 8 de octubre de 2009

Fade in. Sé que estoy en el departamento de S (en la vida real, ese no es su verdadero hogar). Nos sentamos alrededor de la mesa y nos preparamos para almorzar. S se sienta enfrente mío y, su esposa, a mi derecha. Aparece mi madre (Mum! Get out of here!!!) y se acomoda a mi izquierda. Aparece la madre de él y se queda de pie en la entrada del salón con una cacerola y una cuchara en la mano. La madre me hace un comentario en inglés (no recuerdo cuál pero recuerdo que era en inglés) al que yo respondo con un “Thank you”. Al escucharme, S mira a la madre y acota: “T’as vu? Elle parle l’Anglais avec l’accent d’Angleterre!”. Yo lo miro y sonrío. La madre de S fija sus ojos en mí y permanece inmóvil en el marco de la puerta. Tengo la sensación de que no le caigo bien. La esposa de S me mira de reojo (sigue siempre sentada a mi derecha). Fade out.
Fade in. Estamos por entrar a un barco enorme que está ancado en un puerto. Para llegar hasta arriba nos suben a una caja de madera atada a una grúa con ganchos de metal. Hay que esperar y formarse en una fila; a algunas personas los operan del corazón antes de subir. Les dicen que es para que no tengan miedo. Cuando llega mi turno, los de seguridad me preguntan qué es lo que tengo adentro de la cartera ; les contesto que es una heladera cargada con chocolates (¿?). En ese momento aparece Matt Le Blanc vomitando sangre por una boca artificial que tiene en la palma de una de sus manos. Fade out.

miércoles, 7 de octubre de 2009

Como no agarré el lápiz y el papel inmediatamente después de haber abierto los ojos, cuando quise ponerme a escribir ya no recordaba casi nada. Sé que alguno de los episodios transcurría en un lugar cerrado en donde yo conversaba con la madre de Chopi a quien, en la vida real, nunca tuve el gusto de conocer. La madre me decía que sus dos hijos tenían nombre de origen alemán, y me explicaba: “Leticia y Germán….Germán, en inglés, quiere decir alemán… ¿no lo sabías?”. Recuerdo haberme quedado pensando en su acotación. Recuerdo también que, alguno de los otros sueños, tenía lugar en una pileta de natación. Imposible precisar cualquier otro tipo de detalles.

martes, 6 de octubre de 2009

Fade in. Estoy en un cuarto sentada arriba de una cama de dos plazas. Agarro un rectángulo de cartulina y lo miro. Es la foto de segundo grado. Puedo diferenciar a mi maestra, la señorita Patricia Thiem, y a algunos de mis compañeros. Entra mi hermano y me dice que está muy contento de que podamos llevarnos tan bien. Lo miro y no le digo nada; me pregunto interiormente si habla en serio o si está siendo irónico pero, como no estoy segura acerca de lo que se trae entre manos, sigo callada.
Se escucha el sonido de un teléfono que suena; escucho la voz de mi madre, salgo del cuarto y me acerco a donde está ella. Escucho tanto lo que ella dice como lo que dice la persona que con ella conversa. Es alguien de un servicio de Emergencias, le dicen que uno de los nenes del colegio, "el que tiene TGV" tuvo un accidente durante la excursión al Museo Natural (no le dicen “de Ciencias Naturales” sino al Museo “Natural”). Entiendo que es algo grave. Todo lo que atino a hacer es agarrar una silla y colocarla cerca de donde se encuentra mi madre, para que pueda apoyarse si se desmaya, pienso. Fade out.
Fade in. Voy caminando por una calle semi-oscura y entro a un local ubicado en una esquina. Veo a mis antiguos compañeros de trabajo de la oficina de París y al sr. Leparc, mi antiguo jefe de la oficina de Buenos Aires. Suena un timbre y todos saben que es la hora del almuerzo. Marine me dice que, si quiero, puedo agarrar algunas galletas de su bolsa (adentro de la bolsa hay, además de galletas, cucarachas); la miro y le sonrío pero no agarro nada. Marine se va. Mis ex colegas siguen entrando y saliendo con cosas para comer pero ninguno parece percatarse de mi presencia. Abro la puerta y salgo. En lugar de encontrarme en la calle estoy en el cuarto del principio. Vuelvo a agarrar la foto de grado y la miro. Escucho a mis padres que, desde la cocina, conversan sobre mi hermano y sobre mí, sobre la casa y sobre la novia de mi hermano; escucho algo acerca del mes de julio como fecha límite para la casa. Me enoja escucharlos hablar. En un momento dado compruebo que la foto tiene una especie de ruedita de plástico en la parte de atrás. Al girar la ruedita, la foto cobra movimiento y se pueden ver los minutos que anticiparon la toma de la fotografía. Los chicos corren por el patio y la maestra grita y trata de acomodarlos. De a poco se forman las filas; yo estoy atrás de todo pero no formo parte de ninguna hilera, me mantengo cerca del grupo pero no formo parte de él. Por detrás, aparece mi madre y, por detrás de mi madre, mi primo (mi madre es joven, yo tengo alrededor de 6 o 7 años y, mi primo, alrededor de dos o tres). Mi madre saca un cepillo de su cartera y empieza a peinarme. Ningún otro chico vino con la madre. Se escucha la voz del fotógrafo anticipando el click. Mi madre agarra a mi primo de un brazo y, los dos , se esconden detrás mío para no salir retratados. Vuelvo a aparecer en el cuarto del principio, sentada sobre la cama de dos plazas. Vuelvo a mirar la foto, que esta vez está detenida, y veo a tres o cuatro hileras de niños, a mi maestra de segundo grado parada al extremo derecho del grupo y a mí misma, de pie, en una línea única ubicada a la misma altura que la maestra, pero del lado izquierdo del grupo. Por detrás, se ve una sombra negra que, ahora sé, forma parte de la cabellera de mi madre y del brazo de mi primo. Sensación de molestia. Fade out.

lunes, 5 de octubre de 2009

Colchonetas. Un club. Una cancha de algo y un equipo de música. La profesora de geografía de cuarto año da clases de comedia musical adentro de la cancha. Pone un cassette (¿Un cassette? ¡Qué antigüedad!) adentro del equipo y se escucha uno de los temas del musical Cats. La profesora va haciendo pasar de a poco a los chicos que quieren presentar una coreografía. Yo sigo esperando en una esquina del aula (¿no era una cancha? ¿Por qué de pronto se transformó en aula?) pero nunca me elige. Estoy impaciente porque justo es un tema que conozco bien. Suena el timbre, los chicos se dispersan y ella empieza a caminar. La sigo y le digo que a mi también me gustaría pasar la coreografía; me contesta que, como yo siempre llego tarde (¿?), eso no va a ser posible. Aunque en el sueño tengo forma de adulto (tengo mi cuerpo actual), todos los chicos del curso son niños. La profesora sigue caminando y un grupo de chicos aparece corriendo en sentido contrario al nuestro. En el revuelo, al cruzarnos, uno de ellos -que se parece mucho a José Palmitano cuando era chico (¿?), me agarra de la mano y me lleva lejos.

domingo, 4 de octubre de 2009

Antes de despertarme, soné que me despertaba, estiraba el brazo y agarraba la libreta y el lápiz que tengo siempre sobre la mesa de luz. Estaba contenta porque podía recordar varios sueños de la misma noche y escribía todo con muchos detalles. Cuando me desperté verdaderamente, no pude recordar ningún otro sueño que no fuera ese en el que escribía mis sueños. Solamente imágenes y sensaciones. Todo suelto. Totalmente incapaz de recordar conexiones entre cada imagen. Alguien que iba en prisión. Una maestra. Alguien que salvaba a alguien. Una caminata con alguien (¿con quién?) por las calles de Roma y una charla de bar con Violeta, acerca de Analía (¿? En la vida real, Analía es la mama de Violeta, que acaba de cumplir cuatro años).
Fade in. Estoy en la esquina de un lugar en donde hay tres puertas. La gente se me acerca y me pide consejo para elegir “una de las obras de teatro”. Elijo una puerta y entro; hay un bar; una mesa y cuatro sillas; todo es blanco, gris y negro; aunque el lugar está vacío tengo la impresión de estar ahogándome; salgo. Entro en la puerta de al lado y encuentro una especie de sesión espiritista; la gente murmura cosas y hace gestos raros con los brazos y manos; empiezo a hacer gestos también, copiando a los que participan de la ceremonia; como no me sale ningún ruido de la boca dejo de moverme, vuelvo a mirar a los otros (que parecen no registrarme) y me voy. Cuando estoy por entrar en la última puerta, un colectivo estaciona justo al lado del lugar en donde estoy parada. El chofer me mira y espera; como no tengo nada mejor que hacer subo y el colectivo arranca. Por la ventana veo a Mario Contreras caminando por un lugar que se parece mucho a una estación de servicio. Lo miro pero no me ve; parece contento; tiene puesta una campera tipo militar de color negro con muchas chapitas en una de las solapas. Sé que es viernes porque, pienso, es el único día en que puedo verlo pasar por la estación (¿? En la vida real, Mario vive en México y hace aproximadamente diez años que no lo veo). Fade out.