jueves, 27 de agosto de 2009

Fade in. Estoy sentada en una cama adentro de un cuarto circular. Las camas están distribuidas como si fueran porciones de pizza y, en cada extremo (en la parte en donde estaría la parte crujiente de la masa) se encuentran las puertas de acceso a la habitación. Alguien suena a la puerta de la cama/ porción en donde estoy yo. Me acerco, espío por la mirilla y veo a un hombre que no conozco. Pregunto quién es y, el tipo -que por alguna razón reconoce mi voz, sale corriendo y desaparece. Sigo espiando por la mirilla. Escucho ruido de llaves en la puerta que está al lado de la mía. La puerta de abre y, el hombre que se acaba de escapar, entra y revolea una cartera arriba de su cama. Levanta la cabeza y me mira. Parece sorprendido de verme adentro de la puerta en la que él creía que yo no iba a estar, e incómodo de tener que encontrarse conmigo. A mí lo que me perturba es estar con alguien a quien le incomode estar conmigo y, sobre todo, el hecho de no poder identificarlo. Fade out.