Fade in. Bajo una escalera y entro a un cuarto. Aurélie duerme en una cama de dos plazas. Ronca. Me siento en un sillón que hay al costado de la cama y espero. Suena un timbre; se escucha el ruido de gente que empieza a bajar las escaleras. Son mis ex compañeros de trabajo. Los veo pasar por la puerta que quedó entreabierta; ellos no me ven. El timbre vuelve a sonar y sigue pasando gente; cuando veo pasar a Stéph lo llamo por su nombre; Stéph se detiene y me mira. Le digo “salut” y levanto el brazo para saludarlo. Sonríe, mueve la mano para decir chau y se va. Aurélie se despierta y me pregunta que qué es todo ese ruido. Me lo pregunta en francés. Le digo que primero fueron los chicos de las seis y que después, más tarde, fueron los ‘cadres’, que salen a las siete. Se ríe y, mientras se estira, me dice que cuando ella trabajaba en la empresa, lo que más le gustaba era trabajar con los que terminaban a las seis. Le contesto que eso era bueno sobre todo para alguien como ella, que era la única que no ganaba seiscientos euros por mes. Fade out.