miércoles, 23 de septiembre de 2009

Fade in. Estoy adentro de una casa que no conozco con gente que no conozco. De repente, aparece la familia para la que trabajaba en Inglaterra (¿A causa de la proposición de trabajo ‘au pair ‘que me hicieron para ir a trabajar a New Jersey?). Me dicen que esta noche ellos van a salir y que no solamente voy a tener que ocuparme de los nenes de ellos (que tienen un año, y tres) sino que también van a venir dos amiguitos del nene que tienen dos años cada uno. Yo no estoy muy de acuerdo y en realidad (aunque nunca acepté el trabajo), me gustaría preguntarles cuanto me van a pagar pero no encuentro la manera de hacerlo (¿por lo que me pasó en la entrevista en el Hotel Sofitel?). Sigue llegando gente a la casa y ellos siguen preparándose para salir. Como me da bronca no saber de qué manera hacerme escuchar pateo un portafolio negro que está tirado en el piso; el portafolio vuela con fuerza (como si un jugador de fútbol acabara de patear un penal) y sale despedido para afuera por una de las ventanas. Veo como el portafolio entra por la ventana de la casa del vecino de enfrente. Miro para todos lados para ver si alguien había visto lo que acababa de pasar pero nadie parece perturbado por el hecho. Se me acerca la madre de los nenes (vestida, con el saco de piel puesto y la cartera en la mano) y me dice que ellos se van a quedar a dormir en lo de unos amigos y que recién nos vamos a volver a la mañana del día siguiente. Como todavía no sé nada con respecto al sueldo decido finalmente preguntarle pero, en el momento en que voy a empezar a hablar ya no queda nadie. Escucho gritos de chicos en uno de los cuartos. Me acerco a mirar y veo alrededor de veinte nenitos jugando y gritando arriba de una cama de dos plazas. Fade out.